San Pedro
No ha parado de llover en toda la noche ni de ladrar un perro solitario. Perros. Los hay por todas partes: hechos polvo, flacos, heridos, solitarios, hambrientos, temerosos... Uff. Es lo que más me está costando aceptar.
Desayunamos junto al lago en un sitio para guiris pero luego paseando encontramos un ciber café que sirven un café estupendo y repetimos para quitarnos el mal trago. Además con la consumición te regalan media hora de conexión. Luego cogemos una barca y cruzamos el lago hacia otro de los pueblecitos: San Pedro. El viaje en barca es genial pero nos clavan 20 Qz porque dicen que somos guiris, sin rodeos. Delante nuestro los nativos pagan entre 1 y 5 Qz. Qué morro!
Nos encontramos muchos hippies al llegar. San Marcos es famoso por eso, es refugio de místicos. Está lleno de centros de yoga y demás. Pero es precioso, por lo menos la subida hasta el pueblo, que es donde están escondidos todos esos centros, en un laberinto de caminos entre la vegetación. En el embarcadero conocemos a unos hippies, un argentino y un guatemalteco, que nos cuentan muchas cosas. Hacen artesanía con madera de coco, muy chula. A la vuelta me voy a comrar algo.
Nos tomamos unas cervezas y volvemos porque Mateo no se encuentra bien. Dejamos atrás a todos los místicos holísticos pero es un lugar al que se podría volver en busca de paz.
Hotel. Lectura. Tengo hambre. Voy a salir a comer algo. Así de paso me conecto y actualizo el blog. Al final Mateo se anima y se viene conmigo. Después salimos a dar un paseo por el pueblo, por San Marcos, por la parte alta, que es la auténtica, la que no tienen nada que ver con la baja, que está llena de guiris. Me llama la atención la cantidad de mensajes religiosos que hay pintados en las paredes de las calles. Mientras subimos, larga caminata, me compro un pañuelo negro para el cuello porque empiezo a resfriarme. Los había de todos los colores pero al final he optado por uno negro, bendito sea. Me pedía 30 Qz pero al final me lo ha dejado en 20 (unos 2 euros).
Andando andando hemos ido a parar al otro embarcadero, el grande, del que salen los barcos hacia Santiago. Y es mucho más bonito. Llega el último barco del día. Barullo y luego calma. NOs paramos en un bar al borde del lago y nos tomamos un agua "pura", solitos (si no pides agua "pura" te ponen un refresco, la marca reina es "salvavidas"). Se ha hecho la calma, tanta que nos ha dado miedo volver andando y hemos cogido un taxi-motocarro made in india (aquí todos son así), todo forrado de estampas de la sagrada familia, pero no la de Barcelona. Al anochecer no recomiendan ir andando por la orilla del lago. Al llegar nos hemos dado otro paseo. Mateo ha hecho más fotos (ahora es él el que hace las fotos y yo la que escribe). He comprado tabaco de liar y papel y una onza de chocolate con nueces de macadamia buenísimo. No se parece en nada al chocolate que tomamos allí. Volvemos al hotel. Estoy un poco destempalada. Me quedo dormida a las 8.
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