La ciudad de Antigua a primera hora de la mañana, con el volcan al fondo.
Madrugamos mucho, el jet-lag nos lleva locos. A las 4 de la mañana aquí ya no hay quien duerma, ya ha salido el sol a esa hora aunque los comercios no abren hastas las 7, así que salimos a hacer fotos, hay una luz preciosa. El espectáculo de los autobuses en la avda Santa Lucía nos deja sin palabras. Son antiguos bus school americanos "tuneados", llenos de colores y globos, y mensajes religiosos: dios es mi patrón, jesús vive y cosas parecidas. Al fondo uno de los volcanes que rodean la ciudad echa humo. Es impresionante.
Desayunamos en la casa de Dña. Luisa Xicotencatl, la que fue mujer del capitán Pedro de Alvarado, el conquistador de Guatemala. El mejor sitio de la ciudad y encuentro habitual de moteros de la capital, que vienen a desayunar aquí. Un patio precioso lleno de plantas, un indio de trenzas plateadas y los mejores panes de plátano del mundo!
Luego tuvimos que comprar algunas cosas que no pudimos facturar: navaja, cuchillas y tijeras. Por cierto, con el quipaje ningún problema. Después de colarnos en el aeropuerto con las mochilas sin facturar, nadie nos dijo ni media. Y pasamos mil controles. Lo que se aprende en la vida. Si tu maleta cabe en el compartimento del avión, y nuestras mochilas cabían, todo resuelto. Y si no cabe, no problem, te las bajan a la bodega, que es lo que nos pasó en el vuelo San Javier- Barcelona. Lo único que me hicieron abrir fue el neceser pero estaba todo correcto.
Después almorzamos en el local de un austríaco que era famoso por lo bueno y barato, y así fue. Los almuerzos, que incluían sopa, plato compuesto de arroz, carne en salsa y veduras, más la bebida nacional, la flor de Jamaica (zumo de hibiscus), costaban 18 queztales, unos 1'8 euros.
Luego visitamos la ciudad, monumentos españoles por todos lados, y en la puerta de la Merced, una iglesia muy famosa pero que no nos emocionó, nos compramos unas nueces de macadamia que fueron lo mejor. Compramos postales en una tienda para guiris, seguimos paseando y a las 6 como muy tarde, seguimos locos con el jet-lag ya estábamos cenando, en la Fonda de la Casa Real, otro sitio espectacular. Nos pedimos un lomo de ternera a la brasa (aquí el cerdo no se usa mucho) que estaba riquísimo y otro plato típico,el tamal. Era uno de los sitios más caros de la ciudad y la cena nos salió por 156 Qz (15 euros).
Mónica
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario